Lectura divina para despertar alma dormidas en el tiempo de una vida donde todo es duda y sufrimiento, llega la bendición de Dios a tu vida terrenal.
Yo soy el sol de todo los tiempos en la gloria divina de este caminar de luz.
Yo soy desde siempre y como siempre en la luz de tu existir.
Yo soy el alumbramiento que trae una vida en el caminar del universo.
Yo soy desde aquí hasta el infinito el don de la gracia divina que trae y lleva el alimento de tu alma y la luz en tus ojos.
El hombre que nace a la vida es un enviado de Dios que llega para descubrir y entrar al conocimiento de una vida
Vida que lee y escribe desde donde respira la maravillosa luz de la vida.
Vida es la obra divina que muestra su virtud desde mis brillos de cada luminaria al nacer el día.
Vida de ser y entender, comprender y valorar el sentido de la realidad.
Vida de este encuentro que trae y deja en tu conciencia la formula secreta de una danzante estrella que dibuja en tu materia la libertad de encontrar al yo soy dentro de tu corazón, alimentado tu conciencia y dando bondad a la humanidad.
Destellos de una luz, allí, allí, a lo lejos, muy lejos va llegando a mi encuentro para purificar mi alma y abrazar mi templo humano, con serenidad y paciencia de luz divina.
Deseo compartir este regalo de gracia en Dios y por Dios, por siempre y eternamente en todo los tiempos.
Doy estas lecturas como alimento de tu vida, alimento de consumo humanitario, humanidad de hoy dando ejemplos de hacer realidad sus deseos, piden y se llenan el corazón de alegría la recibir sus pedidos, llegan los pedidos de cada conciencia humana que habita en la tierra.
Verdad divina es hoy que llega el espectáculo mas deseado de todo los tiempos, pedir y hacer realidad,
todo en su medida y en su estado de conciencia, libre de lodo, libre de intermediarios de formas ocultas que no eran la realidad.
El amor de Dios es libertad, verdad y bondad, con humildad y buen decir y hacer, ese es un gesto generoso y amoroso.
Dios es la energía de vida que me contiene y contiene la formula de la verdad desde la libertad.
Yo soy el sol, ilumino tu rostro cuando hablas con mi presencia y veo tu gesto de duda o de gran amor a la verdad.
Yo voy detrás del viento mirando el camino donde debo ofrecer mi luz, para iluminar el bendito suelo que para muchos es un sueño, de días interminables y luces de colores, donde forma el horizonte de la estepa de colores en el campo de flores perfumadas.
Yo soy el sol que nace en tu vida, brillo de día y de noche, voy dejando el lustre de las cimientes en la pureza de tu destino donde enfrento tus problemas que son mi problemas desde tu vida en materia y en luz de vida.
Yo soy y voy al encuentro de tus ojos para mirar tu alma, ver tu rostro y decir la letra que me hace recordar el pasado de un destino que fue y no se cumplió, un recuerdo de tu vida donde todo y todos eran un pasado de una vida que al llegar dejaron huellas de pisadas mal formadas y eso era para tu andar un peso de piedra en tu divina espalda.
Libre eres, libre eres como un ave que cruza en lo alto el monte mas frondoso y abre sus alas al encuentro de sus seres mas queridos en forma de materia y conteniendo un físico veleidad divina. Hago un discurso de colores cuando el que escucha no esta en la serenidad necesaria para recibir el don de las plegarias.
Si me disculpas voy surcando el rio de lagrimas de los que recién llegan, y sienten mis energías que les hizo falta antes y por pura casualidad no fue posible este imposible destino de divulgar y avisar a todo el mundo por falta de conocimiento de la verdad divina celestial en el bendito planeta tierra.
Yo soy el sol que seca tus lagrimas y hace renacer el amor de la bondad y abre tus conocimientos que es pureza y maravillas en tu caminar.
Voy directo y voy con viento a mi favor, voy consciente y ubicado en mi labor de limpieza del lodo terrenal en esta luz brillante que abraza tu alma y hace vivir en paz y armonía a tu bello espíritu eterno y dueño del infinito.
Bendita luz, bendito lector que lee y escucha para compartir con sus hermanos estas lecturas de luz divina.
Maestro Jesús, Madre María y Arcángel Miguel.
